La XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático se celebra en
Copenhague del 7 al 18 de diciembre de 2009. Esta conferencia es organizada por la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que organiza conferencias anuales desde 1995. La meta es preparar futuros objetivos para reemplazar los del
Protocolo de Kioto, que termina en 2012.
El objetivo de la conferencia, es "la conclusión de un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima, válido en todo el mundo, que se aplicará a partir de 2012. "
La XIV Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU se inició el 1 de diciembre de 2008 en Poznan (Polonia). [] 12 000 delegados de 190 países han adoptado una "hoja de ruta" para preparar la conferencia de Copenhague.
[9]En octubre de 2009 comentaristas conservadores reaccionaron críticamente al proyecto del tratado de Copenhague.
Lord Christopher Monckton, un parlamentario británico, ha afirmado que el acuerdo de Copenhague propone crear un
Gobierno Mundial, bajo los auspicios de las
Naciones Unidas, que tendrá " el poder de intervenir directamente en los sectores financiero, económico, fiscal y de los asuntos ambientales de todas las naciones que firmen el tratado de Copenhague." Advirtió que los países ricos pueden ser obligados en virtud del tratado de pagar una "deuda de adaptación" a las naciones en desarrollo y a renunciar a su soberanía.
"En América latina y el Caribe los ecosistemas más importantes están amenazados. Se prevé la desaparición de los glaciares tropicales de los Andes, lo que modificaría el calendario e intensidad del agua a disposición de varios países y provocaría estrés hídrico por falta de agua para al menos 77 millones de personas ya en 2020, así como una amenaza para la energía hidroeléctrica, fuente de más de la mitad de la electricidad en muchos países de América del Sur",..
Sin embargo, "el impacto más desastroso será la extinción del bosque amazónico y la transformación de grandes extensiones en sabana, con graves consecuencias para el clima de la región, y quizá de todo el mundo".
El Banco Mundial alerta que la mayor parte de los países en desarrollo carece de la capacidad financiera y técnica suficiente para manejar el creciente riesgo climático. "Dependen en forma más directa de los recursos naturales sensibles al clima para generar sus ingresos y su bienestar. Además, la mayoría se ubica en regiones tropicales y subtropicales ya sujetas a un clima sumamente variable."
En Africa subsahariana, cuya economía depende fuertemente de los recursos naturales, los cambios se dejarán ver en la agricultura, que aporta aproximadamente el 23% del PBI (con exclusión de Sudáfrica) y da empleo a cerca del 70% de la población, según el Banco Mundial.
Los problemas de infraestructura podrían obstaculizar las medidas de adaptación, y la capacidad de almacenamiento de agua se mantendría limitada a pesar de la abundancia de recursos. En Oriente Medio y Norte de África, la región más seca del mundo, la disponibilidad de agua per cápita se reducirá a la mitad para 2050.
Para el BM, en Asia oriental y el Pacífico un factor de vulnerabilidad es la cantidad de personas que viven en la costa y en islas de litoral bajo: más de 130 millones de personas en China y unos 40 millones, es decir, más de la mitad de toda la población, en Vietnam. Las economías de la región dependen fuertemente de los recursos marinos, el valor de los recursos de coral bien gestionados es de US$ 13.000 millones sólo en Asia sudoriental, que están ya sometidos a presión como consecuencia de la contaminación industrial, el desarrollo costero, la sobrepesca y el aliviadero de plaguicidas agrícolas y nutrientes.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, recomienda una reducción para los países industrializados de entre 25 y 40 por ciento para 2020, respecto de los niveles de 1990.
En abril, Gran Bretaña propuso una reducción de 34 por ciento para 2020, mientras Japón prometió un descenso del 25 por ciento en sus emisiones de dióxido de carbono para ese año, ambos con respecto a los niveles de 1990. Brasil anunció este mes que estaba dispuesto a reducir sus emisiones entre 38 y 40 por ciento para 2020.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos señala que el nivel de emisiones de gases invernadero en este país correspondió a 6.099 en 1990, mientras en 2005 ascendió a 7.109, un incremento superior a 10 por ciento.
En la misma ciudad y fecha, los movimientos sociales realizarán una Cumbre Alternativa, para presentar alternativas reales al calentamiento global, desde la perspectiva de los derechos de los pueblos y de la Madre Naturaleza.
En ese marco, la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI) realizará un seminario indígena, junto con una nueva Audiencia del Tribunal Internacional de Justicia Climática, que tuvo su Audiencia Inaugural los días 13 y 14 de octubre en Cochabamba, Bolivia, dentro de las actividades de la Minga Global por la Madre Tierra.
El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático[] es un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases que causan el
calentamiento global:
dióxido de carbono (CO2), gas
metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: Hidrofluorocarbonos (HFC), Perfluorocarbonos (PFC) y Hexafluoruro de
azufre (SF6), en un porcentaje aproximado de al menos un 5%, dentro del periodo que va desde el año 2008 al 2012, en comparación a las emisiones al año 1990.
El objetivo principal es disminuir el
cambio climático antropogénico cuya base es el
efecto invernadero. Según las cifras de la ONU, se prevé que la temperatura media de la superficie del planeta aumente entre 1,4 y 5,8
°C de aquí a 2100, a pesar que los inviernos son más fríos y violentos. Esto se conoce como
Calentamiento global. «Estos cambios repercutirán gravemente en el ecosistema y en nuestras economías», señala la
Comisión Europea sobre Kioto.
La seguridad energética no significa un suministro permanente de carbón, petróleo, gas y electricidad; lo que significa es un suministro fiable de servicios energéticos. Ya sabemos que podemos reducir el empleo de combustibles fósiles y energía nuclear, y hacer el cambio a energía limpia, renovable. Ya sabemos bastante sobre las tecnologías que permiten emplear este tipo de energía renovable, y cómo utilizarla con alta eficiencia.
Sin embargo, muchas grandes empresas, e incluso países enteros, obtienen sus ganancias vendiendo combustibles tradicionales y electricidad, y éstos hábitos son difíciles de cambiar. El problema del cambio no es ni técnico ni económico fundamentalmente, sino político; ésto complica bastante la transición a la energía renovable.
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