Escenario Energético.
Lorenzo Reyes Mar.
03 de Febrero de 2009
Como el acceso a los recursos energéticos es crucial para el crecimiento económico, la geopolítica energética siempre ha sido una variable clave en las relaciones internacionales, de todos los países del mundo.
Sin embargo, desde la Segunda Guerra Mundial, salvo en contadas excepciones (como durante las crisis del petróleo de los años 70) la comunidad internacional parecía haber aprendido a gestionar el mercado global de hidrocarburos de forma pacífica y poco conflictiva.
Los precios permanecían relativamente estables, la opinión pública no percibía la seguridad de suministro ni la dependencia externa como problemas y las acciones de nacionalismo energético eran limitadas.
Así, en los últimos años los hidrocarburos han pasado a ocupar un papel primordial en la geopolítica internacional, tensando las relaciones internacionales e incluso provocando conflictos, tanto diplomáticos como militares.
Asimismo, el problema del cambio climático y la necesidad de pactar reducciones de los gases de efecto invernadero (producidas mayoritariamente por el consumo del petróleo, gas y carbón, que constituyen más del 80% de la matriz energética mundial, plantean un elemento adicional de conflicto entre las principales potencias.
La crisis económica originada en Estados Unidos y que ya alcanzó a Europa y Asia, la nueva agresión de Israel en la franja de Gaza, los recortes de la OPEP, la reunión de 16 productores de gas para formar una organización integrada, y el cambio de gobierno en Washington son eventos de diferente índole que se mezclan en un ambiente mundial volatilizado que, para el analista imparcial, prometen un 2009 de consecuencias hasta el largo plazo para el mundo.
Cada día, en el mundo se consumen casi 90 millones de barriles de petróleo y anualmente se demandan casi 12.000 millones de toneladas de energía primaria.
El petróleo es el eje de rotación de la economía mundial: Los precios no son definidos por eventos predecibles por el mundo técnico-financiero del petróleo sino por eventos geopolíticos, bélicos principalmente, impredecibles por sus causas, intereses y decisores.
En Julio del 2008 el barril internacional estaba en 145 dólares, y a finales de Octubre ya había bajado a 63, aterrizando en Enero 2009 en 38 dólares.
Hasta finales de Diciembre del 2008 los precios continuaron declinando, lo que propone una situación similar a la de los 1980, durante los cuales los precios declinaron luego de períodos de incremento.
En teoría, los países que diseñan sus presupuestos tomando como base el precio del barril de petróleo son “captadores” de precio sin influir en su definición. Por ello, esos países no podrán establecer el precio del barril aunque mucho se esfuercen en recortar producción.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), no es quien define los precios del barril, y sus integrantes, lejos de verse favorecidos en el escenario actual, terminan pidiendo créditos dando como garantías sus reservas de divisas internacionales para cubrir su déficit fiscal, lo que les hace más dependientes de su materia prima energética, que es su única exportación, y endeudados internacionalmente.
En este sentido serán las economías más dependientes de exportaciones de petróleo las que sentirán las tenazas en el escenario de precios del barril descendentes, en especial si son exportadores y se han acostumbrado a un elevado gasto fiscal, como es el caso de México.
El año pasado, los Estados Unidos redujeron en 1 millón de barriles por día su consumo, lo que representa un 5% del total consumido. Por otro lado, se espera un nuevo impuesto sobre el carbón en los Estados Unidos. Si se reduce el consumo de barriles y se restringe el del carbón, el producto mejor posicionado es
el gas natural.
El gas parece subir en preferencia del menú de consumo energético a futuro, y no ha pasado por alto la estrategia de países como Rusia, Irán y Venezuela para formar una Organización de Países Exportadores de Gas (OPEG), equivalente a la OPEP.
En Diciembre del 2008 se realizó una primera reunión formal con 16 países asociados, cuyos integrantes ya están revisando lo que serán sus estatutos. Nace la OPEG, y aunque se niega la intención de que funja como un “cartel” por sus integrantes, los consumidores ya muestran cierto nerviosismo y seguramente los integrantes tratarán de pulsear el mercado.
Los consumidores actuales y potenciales estarán observando con detenimiento la dirección que toma esta organización, mientras invierten capitales en países fuera del bloque OPEP para reducir su dependencia en el suministro de hidrocarburos, y evitar dar mayor poder a lo que consideran potenciales “carteles”.
Ante el telón de fondo actual en el campo de la política energética, los ejecutivos en las petroleras deberán decidir si mantienen, reducen o incrementan sus campañas de perforación durante el 2009.
Por su parte, los gobernantes de las naciones productoras deberán entenderse políticamente con Estados Unidos, si es que han aprendido la lección del 2008: lo que le ocurre a la economía de esa nación impacta a escala mundial, y afecta el precio del barril del petróleo o el pie cúbico de gas en mayor proporción que los recortes que pueda fijar la organización o las medidas especulativas de los intermediarios del negocio.
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