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Escenario Energético.
Lorenzo Reyes Mar
23 de Junio de 2008


Los foros que se han estado realizando en el Senado de la República a través de las iniciativas que envío el Presidente Félipe Calderón, al llegar a la mitad de los mismos se ha destacado la pluralidad de las ideas de cada uno de los ponentes.
La participación de los principales líderes políticos nacionales, así como de académicos, expertos en la materia, grupos de parlamentarios y la sociedad en general, han enriquecido de una manera muy relevante a estos foros, ya que son la instancia para analizar los planteamientos que hace en esta materia el Presidente Félipe Calderón Hinojosa.
Aquí lo valioso es el acuerdo político que permitió llevar a cabo estos debates que han surgido por la indiscutible importancia que el petróleo tiene en México y en el mundo.
Al hablar de petróleo se hace referencia al energético que aporta beneficios a la hacienda pública y se comenta también que sin este producto la capacidad industrial y comercial de los países enfrentarían serias dificultades que son prácticamente imposibles de superar.
Los temas que se han desarrollado son entre otros: Los principios que deben regir la Reforma Energética en México; Análisis Constitucional de las iniciativas de la Reforma Energética; Transición y Seguridad Energética; Importancia del Sector Energético en el Desarrollo Nacional y Regional; Exploración, explotación y restitución de reservas petroleras; Yacimientos Transfronterizos, negociación, exploración y explotación; Autosuficiencia de petrolíferos, refinación de petróleo: Política e instrumentos para impulsar la industria petroquímica.
La propuesta a partir del diagnóstico presentado es discutible desde el enfoque técnico y adolece de fundamentos sólidos desde el punto de vista económico.
Es indudable que hay personas que ven con simpatía estas propuestas, pero los argumentos opuestos a ellas y el otorgarle demasiado valor a varias omisiones, suman una mayoría abrumadora.
Según la Constitución, Pemex es área estratégica con exclusividad del Estado que ha enfatizado su identidad y ha hecho posible el desarrollo económico de México.
Pemex es y seguirá siendo la empresa símbolo de la soberanía nacional y debido a su actividad financiera u lo que representa de ingresos para la Hacienda Federal, no se le puede tratar como un ente separado.
Hay personas altamente capacitados en todas las áreas de la industria petrolera, tanto en Pemex como en el sector académico, en las jubilaciones prematuras y en empresas privadas, que conocen todos los pasos de la industria.
El estado de nuestras reservas, las formas de optimizar la producción, los tiempos para la búsqueda de nuevos yacimientos, para la adquisición de las tecnologías necesarias y para la formación del personal requerido, en suma, capaces de atender las necesidades actuales y futuras de nuestra industria fundamental, sin necesidad de compartir nuestros hidrocarburos ni entregar parte de los beneficios de la industria a la participación privada.
Quizás el único pero que existe en este tipo de foros, es el hecho de que se demuestra que muy pocos parlamentarios entienden de estos temas sobre todo al elaborar sus planteamientos a veces demasiado largos y sin un verdadero sustento académico ó técnico.
Comentarios y Observaciones:
loremarpep@hotmail.com
Cel: 2291740483

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Escenario Político
Lorenzo Reyes Mar
04 de Junio de 2008


El llamado del ex presidente de México Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), es un replanteamiento de la ideología del liberalismo social, ante el fracaso de lo que llama “la mancuerna perfecta”, la alianza entre neoliberalismo y populismo autoritario y se pronuncia por dar la batalla de las ideas, para que el país retome el proceso de la modernización popular y soberanía.
Para lograr la modernización popular de México, en el libro “La Década Perdida”, Salinas de Gortari presenta la urgencia de una nueva alternativa y con esto cancelar el gran viraje histórico con el cual sepultaron su ideario de liberalismo social.
De sus sucesores, Ernesto Zedillo Ponce de León y Vicente Fox Quesada, se refiere a ellos solo por referencias de lugar, papel, tiempo y por nombre, de manera indirecta en citas de otras fuentes.
Como representante del populismo autoritario, se refiere en su libro de manera expresa al ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador.
El momento crucial del periodo que analiza Carlos Salinas es el “error de diciembre” de 1994, un problema mal manejado que, señala, se convirtió en la peor crisis económica y social, desde la Revolución de 1910.
Al lado de los neoliberales, los grupos tradicionalistas se abocaron a recuperar las cuotas de poder perdidas por las reformas salinistas. A ellos los llama la Nomenklatura del PRI, que se beneficia del populismo autoritario.
Tras la derrota del PRI en la elección presidencial del 2000. El presidente entrante Vicente Fox, encubrió desviaciones del periodo anterior, calló la crítica situación en que recibió al país, por mantener la estabilidad macroeconómica; escondió el fracaso de la lucha contra la pobreza y en la educación.
En 1988 el gobierno federal inició un proceso denominado reforma financiera, para implantar las bases de la liberalización y la modernización del sistema.
Pedro Aspe Armella, Guillermo Ortíz Martínez, José Angel Gurría y Ernesto Zedillo integraron en 1988 el llamado grupo “ hijos pródigos del Neoliberalismo “ todos ellos integrantes del Gabinete Económico que en 1988 iniciaron junto con Carlos Salinas de Gortari el llamado proceso de reforma financiera, con la finalidad de implantar las bases de la liberalización y la modernización del sistema.
Así, en 1990 modificó los artículos 28 y 123 de la Constitución, suprimiendo la exclusividad del Estado en la prestación del servicio de banca y crédito. En 1992 y 1993 reformó diversos ordenamientos legales que regulaban al sector.
Y el 5 de septiembre de 1990 se publicó el acuerdo presidencial que estableció los principios básicos del proceso para la desincorporación de las sociedades nacionales de crédito, así como sus objetivos prioritarios.
De esta manera, en 1991 se inició la reprivatización formal del sistema de banca múltiple para promover una economía abierta.
Las autorizaciones de bancos se licitaron al mejor postor y en las bases de desincorporación se establecieron medidas para evitar la concentración en pocas manos y para garantizar la participación de capitalistas grandes, pequeños y medianos.
La reprivatización se concretó en un lapso de 13 meses y según Salinas el gobierno federal recibió por ella “39 mil 711 millones de pesos y como en el resto de las privatizaciones, los recursos obtenidos también se destinaron íntegramente al fondo para el pago de la deuda interna”.
Se licitaron 18 bancos, cuyos precios alcanzaron hasta 5.3 veces más que su valor en libros y representaron utilidades para el gobierno por casi 12 mil 500 millones de pesos.
Así, prácticamente de la nada, saltaron de lleno al negocio neobanqueros como José Madariaga Lomelí, Julio César Villarreal, Jorge Lankenau Rocha, Hugo Villa Manzo, Carlos Cabal Peniche o Isidoro Rodríguez Sáez, entre otros.
Salinas de Gortari fué el indiscutido poder tras el trono en el gris sexenio de Miguel de la Madrid; fué cerebro y ejecutor de la política económica, con sus devastadoras “reformas estructurales” y sus draconianos “ajustes” que hundieron en la pobreza y la miseria a millones de mexicanos, concentraron aún más el ingreso y la riqueza, y hundieron a la economía mexicana en la mediocridad de la que todavía no sale.
El autor de La década perdida subraya que el Fobaproa benefició a la banca extranjera, lo que si bien no es un señalamiento falso sí es incompleto.
A mediados de este último año la quiebra técnica de la banca reprivatizada era un secreto a voces, no así la de sus voraces propietarios. Nadie metió la mano, hasta que el caos resultó más que obvio. Y allí entró el Fobaproa.
En materia de reservas internacionales, Salinas de Gortari también enfoca las baterías en contra de su sucesor en Los Pinos, pero “olvida” que en el último año de su administración (1994) dichas reservas se desplomaron 76 por ciento (de 25 mil a 6 mil millones de dólares), consecuencia primordialmente de la fuga de capitales de su club de magnates y de la secuencia de eventos políticos (incluidos los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, más el show de renuncia-retorno de Jorge Carpizo en la Secretaría de Gobernación).
Todo bajo el escenario del debate que se dio entre 1988 y 1993 sobre el ingreso de México al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, que se dio en Estados Unidos para saber si éramos dignos de ser aceptados o no, y donde los representantes mexicanos dejaron pasar lo que serían las reglas de ese tratado y que a corto y largo plazos beneficiaron más a la economía fuerte y debilitaron a la nuestra, pues nunca hubo medidas de compensación y acuerdos para equilibrar las asimetrías, como en el caso de España o Irlanda ante la Unión Europea.
Por ello, efectivamente fuimos arrojados a la globalización sin instrumentos por sector, por mercado, por industrias; decrecimos cuando la economía mundial creció y perdimos la coyuntura.
Todo esto sucede en el imaginario salinista, cuando la izquierda ha dejado un gran vacio en esta disputa entre un neoliberalismo primitivo y cerrado y el trasnacional y doctrinario con su complemento filantrópico, que en sus instintos ha pretendido reconstruir en nombre de la izquierda el viejo clientelismo y corporativismo del PRI.
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