Por múltiples razones sociales, culturales o religiosas y a pesar de lo mucho que se ha avanzado en la aplicación de leyes contra la desigualdad y los cambios otorgados en la conducta social e individual, las mujeres en todo el mundo siguen siendo discriminadas y oprimidas de diferentes maneras.
Se escogió el 8 de marzo para rendir tributo a las obreras textiles de Nueva York que en 1857, durante una huelga por igualdad de salarios y jornada laboral de 10 horas al día, ocuparon la fábrica donde trabajaban y ésta fue incendiada, habiendo perecido calcinadas 129 mujeres huelguistas.
El 8 de marzo de 1911, se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer, pero fue una reducida movilización de mujeres trabajadoras y socialistas que tuvo lugar en unos cuantos países.
Después que terminó la I Guerra Mundial y particularmente a partir de 1921, la celebración del Día Internacional de la Mujer se extendió a toda Europa y a las Américas, Asia, Africa y Oceanía.
A través del tiempo, la humanidad entera salvo algunas excepciones, como las de los países musulmanes, se apropió de la celebración del 8 de marzo y la convirtió en una jornada universal de mujeres y hombres, que en algunos países ha sido consagrada legalmente como festejo oficial.
México fue la sede del año internacional de la mujer en 1975. Los ejes temáticos fueron Igualdad, Desarrollo Y Paz.
Esta Conferencia de México fue la primera reunión intergubernamental cuyo programa estaba dedicado a la mujer en la sociedad, y la primera en que prácticamente todas las delegaciones tenían mujeres entre sus miembros.
En 1977 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), mediante su resolución 32/142 invitó y convocó a todos los países miembros a que el 8 de marzo celebraran el Día Internacional de la Mujer, o a que proclamaran, de acuerdo con sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día del año como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
Las diversas protestas realizadas por mujeres y su participación continua en los grandes foros, dieron frutos, tanto así que en 1977 la Asamblea General de las Naciones Unidas, declaró como oficial el día 8 de marzo .
Además a partir de sus manifestaciones, las Naciones Unidas han emprendido iniciativas para mejorar la condición de las mujeres, logrando la existencia de un marco jurídico internacional que, al menos en teoría, promueve y garantiza la igualdad.
En 1995 las mujeres se reunieron en Beijing y dieron un enorme paso hacia adelante en nombre de la humanidad.
El mundo reconoció explícitamente, como nunca antes lo había hecho, que la igualdad de género es fundamental para el desarrollo y la paz de todas las naciones.
Como parte de ese proceso se debe instar a la comunidad internacional a que recuerde que la promoción de la igualdad de género no es sólo responsabilidad de la mujer sino que incumbe a todos los seres humanos.
Cualesquiera que sean los auténticos beneficios de invertir en las mujeres, el hecho más importante sigue siendo que las propias mujeres tienen derecho a vivir dignamente, sin carencias y sin temores.
Se dice que la mejor medida de la libertad que hay en una sociedad la determina el grado de igualdad de la mujer. Igualdad en el acceso a las oportunidades de trabajo, de creación intelectual y artística, de participación política e intervención en los asuntos del poder, etc.
La igualdad de género no ha de aceptar componendas en la calidad; se trata más bien de que exista la igualdad de oportunidades en un terreno de juego que sea justo para todos.
En la actualidad algunas mujeres ya gozan de mayores derechos, pero todavía falta mucho por hacer, ya que sin diferencia de raza, religión, cultura, situación económica, social o política, todavía miles de ellas viven en el maltrato y el menosprecio.
Se dice que la mejor medida de la libertad que hay en una sociedad la determina el grado de igualdad de la mujer.
Igualdad en el acceso a las oportunidades de trabajo, de creación intelectual y artística, de participación política e intervención en los asuntos del poder, etc.
En realidad, sólo en la medida en que disminuyan, hasta desaparecer, las discriminaciones de género y sexo, habrá un verdadero reconocimiento a la dignidad humana de la mujer y la humanidad podrá disfrutar de plena libertad.
La marginación social, económica, laboral, educacional, etc., ha hecho que la mujer se proponga alcanzar, por derecho propio, el lugar que le corresponde dentro de la sociedad.
Estas, al igual que los grupos sociales más débiles (niños, adolescentes, ancianos), son postergadas sistemáticamente en sus derechos por una sociedad heredera de un machismo milenario.
Aunque muy lejos de los extremos que significan las aberraciones y crueldades a que son sometidas las mujeres en algunas sociedades musulmanas fundamentalistas.
Los altos y alarmantes índices de hechos catalogados como de "violencia doméstica" que registra nuestro país, deben movernos a la reflexión, pues permiten sospechar que, más allá de la miseria y la exclusión que están en el origen de los delitos contra la propiedad, un clima de violencia se ha instalado en nuestra sociedad; y específicamente, esa violencia es ejercida por hombres contra mujeres.
Como puede verse, queda mucho camino por recorrer hasta derrotar los resabios machistas de la sociedad y terminar con una discriminación abominable.
En la actualidad la participación femenina en los diferentes campos del quehacer social, económico, cultural, político, artístico, etc., es cada vez más amplia, sin que ello pudiera representar una confrontación con el sexo opuesto.
Aunque jurídicamente la mayoría de los países establecen la igualdad de derechos para hombres y mujeres, con frecuencia se violan dando lugar a la marginación femenina.
El día internacional de la mujer debe ser festejado diariamente y darle a la mujer el papel que por derecho y justicia le merece en el contexto social en el mundo entero.
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